Las instituciones de educación superior se encuentran atrapadas en un angustioso dilema. Por un lado, los empresarios han expresado una creciente preocupación por la desconexión entre la educación y la empleabilidad. Por otro, el coste de la enseñanza superior crece rápidamente. En Estados Unidos, por ejemplo, las tasas de matrícula han superado la inflación de forma significativa, y la deuda total ha superado los 1,75 billones de dólares.
La Educación 4.0 reimagina la educación como una experiencia inclusiva a lo largo de toda la vida que hace recaer en el alumno la responsabilidad del desarrollo de sus capacidades, mientras que los profesores y mentores actúan como facilitadores.
Éstas son las tres competencias críticas que deberían desempeñar un papel central en el currículo personal de cada estudiante, a medida que preparamos a los estudiantes, los padres, los educadores y la comunidad empresarial -trabajando junto con los organismos gubernamentales y no gubernamentales- para invertir en los sistemas educativos existentes y mejorarlos para los puestos de trabajo del futuro en constante evolución.