Las instituciones de educación superior se encuentran atrapadas en un angustioso dilema. Por un lado, los empresarios han expresado una creciente preocupación por la desconexión entre la educación y la empleabilidad. Por otro, el coste de la enseñanza superior crece rápidamente. En Estados Unidos, por ejemplo, las tasas de matrícula han superado la inflación de forma significativa, y la deuda total ha superado los 1,75 billones de dólares.