Educación 4.0: Estas son las 3 habilidades que necesitarán los estudiantes para los trabajos del futuro
La Educación 4.0 reimagina la educación como una experiencia inclusiva a lo largo de toda la vida que hace recaer en el alumno la responsabilidad del desarrollo de sus capacidades, mientras que los profesores y mentores actúan como facilitadores.
Éstas son las tres competencias críticas que deberían desempeñar un papel central en el currículo personal de cada estudiante, a medida que preparamos a los estudiantes, los padres, los educadores y la comunidad empresarial -trabajando junto con los organismos gubernamentales y no gubernamentales- para invertir en los sistemas educativos existentes y mejorarlos para los puestos de trabajo del futuro en constante evolución.
1. Resolución de problemas – Educación 4.0
La resolución de problemas es una de las competencias imprescindibles en todas las universidades y empresas, pero ¿qué significa realmente? Los estudiantes competentes en la resolución de problemas se acercan a ellos con curiosidad, dispuestos a aceptar el reto que se les presenta. Trabajando de forma independiente o con otros, los estudiantes estudian la situación y se plantean preguntas para identificar la causa de un problema, colaboran en una lluvia de ideas sobre posibles soluciones una vez que se ha verificado la causa, experimentan y prueban soluciones a pequeña escala, revisan los resultados de esas pruebas, amplían la mejor solución y siguen supervisando la solución para asegurarse de que realmente está resolviendo el problema. Por el camino, los alumnos construyen y se apoyan en los componentes básicos de la resolución de problemas: creatividad, análisis de datos, perseverancia y pensamiento crítico.
En una serie de la Brookings Institution sobre la enseñanza de habilidades para el futuro, la educadora Kate Mills describe la “normalización de los problemas” en su clase, buscando oportunidades para mostrar el modo en que otros alumnos (no el profesor) han resuelto los problemas, nombrando y describiendo los pasos que utilizaron y reiterando cómo el proceso resolvió el problema. “Al cabo de unas semanas”, dice Mills, “la mayoría de la clase entiende que los profesores no están ahí para resolver los problemas por los alumnos, sino para ayudarles a resolverlos por sí mismos”. Esto incluye dar a los alumnos una serie de estrategias para resolver problemas a las que puedan recurrir si se atascan. “Para mí, como profesora”, continúa Mills, “es importante crear un ambiente en el aula en el que los alumnos sean capaces de resolver problemas”.
La resolución de problemas es una de las competencias imprescindibles en todas las universidades y empresas, pero ¿qué significa realmente? Los estudiantes competentes en la resolución de problemas se acercan a ellos con curiosidad, dispuestos a aceptar el reto que se les presenta. Trabajando de forma independiente o con otros, los estudiantes estudian la situación y se plantean preguntas para identificar la causa de un problema, colaboran en una lluvia de ideas sobre posibles soluciones una vez que se ha verificado la causa, experimentan y prueban soluciones a pequeña escala, revisan los resultados de esas pruebas, amplían la mejor solución y siguen supervisando la solución para asegurarse de que realmente está resolviendo el problema. Por el camino, los alumnos construyen y se apoyan en los componentes básicos de la resolución de problemas: creatividad, análisis de datos, perseverancia y pensamiento crítico.
En una serie de la Brookings Institution sobre la enseñanza de habilidades para el futuro, la educadora Kate Mills describe la “normalización de los problemas” en su clase, buscando oportunidades para mostrar el modo en que otros alumnos (no el profesor) han resuelto los problemas, nombrando y describiendo los pasos que utilizaron y reiterando cómo el proceso resolvió el problema. “Al cabo de unas semanas”, dice Mills, “la mayoría de la clase entiende que los profesores no están ahí para resolver los problemas por los alumnos, sino para ayudarles a resolverlos por sí mismos”. Esto incluye dar a los alumnos una serie de estrategias para resolver problemas a las que puedan recurrir si se atascan. “Para mí, como profesora”, continúa Mills, “es importante crear un ambiente en el aula en el que los alumnos sean capaces de resolver problemas”.
2. Colaboración – Educación 4.0
En esencia, la colaboración consiste en trabajar bien con los demás, unas veces como líder de un equipo y otras como miembro del mismo. Los alumnos colaboradores se dejan influir por los buenos datos y la persuasión eficaz, y se muestran dispuestos a cambiar de opinión cuando se enfrentan a pruebas contrarias a sus creencias iniciales. Los colaboradores eficaces establecen relaciones con todo tipo de personalidades, estilos de trabajo y procedencias, actuando con rapidez para rebajar la tensión y resolver conflictos dentro de cualquier equipo. Y son comunicadores respetuosos, ya sea en persona, ante la cámara, por audio, por escrito de cualquier forma (desde mensajes cortos de bajo contexto hasta informes extensos) o escuchando activamente.
Hace cinco años, Pearson Education, el gigante británico de la edición educativa, colaboró con la Asociación para el Aprendizaje del Siglo XXI (Partnership for 21st Century Learning) para revisar los hallazgos más significativos a la hora de enseñar a los alumnos a colaborar. El informe recomienda incorporar tres elementos de colaboración a las actividades cotidianas de clase: comunicación interpersonal, resolución de conflictos y gestión de tareas. “Por ejemplo”, ofrece el informe, “si una tarea requiere simplemente que los grupos generen muchas ideas pero no que prioricen esas opciones ni hagan ninguna selección, habrá poca necesidad de que los alumnos coordinen sus ideas y aportaciones. Del mismo modo, si una tarea exige consenso pero todos los miembros del grupo ya están de acuerdo sobre la mejor forma de actuar, los alumnos no tendrán oportunidad de poner en práctica sus habilidades de resolución de conflictos”. Para desarrollar y poner en práctica las habilidades de colaboración, el entorno de aprendizaje debe incorporar cierto nivel de fricción.
Para diseñar un aula de aprendizaje colaborativo, el informe recomienda organizar a los estudiantes en una miríada de grupos diferentes para realizar una variedad de tareas y proyectos, rotar los papeles entre los estudiantes para que todos experimenten una serie de responsabilidades y situaciones interpersonales, y enseñar a los estudiantes a ofrecer opiniones honestas y constructivas sobre el desempeño de sus compañeros. No es de extrañar que el informe confirme también que los estudiantes con fuertes habilidades de colaboración tienen mejores perspectivas de empleo y promoción que los que no las tienen.
3. Adaptabilidad – Educación 4.0
La capacidad de adaptarse continuamente a nuevas situaciones y realidades ha estado subvalorada durante mucho tiempo porque la “adaptabilidad” es difícil de definir. Las habilidades de adaptabilidad van desde cierta comodidad con la incertidumbre, los cambios repentinos y las circunstancias desconocidas hasta la capacidad de tomar decisiones eficaces y desarrollar soluciones innovadoras bajo presión. Los jóvenes con capacidad de adaptación pasan sin problemas de seguir a liderar y viceversa. Agradecen las oportunidades de aprender nuevos temas, dominar nuevas habilidades y ponerse a prueba a sí mismos.
Un equipo de investigación australiano, dirigido por Andrew J. Martin, lleva una década estudiando las respuestas de los estudiantes a la incertidumbre, la novedad y el cambio, y ha observado que aprender a adaptarse requiere ajustes cognitivos, comportamentales y afectivos (emocionales) que incluyen el desarrollo de la resiliencia, la actitud positiva y la autorregulación. Uno de los enfoques de la enseñanza de la adaptabilidad consiste en crear un proceso autorregulado con los alumnos en el que éstos autoevalúen su competencia en un área concreta, establezcan objetivos de aprendizaje, trabajen para adquirir experiencia y destrezas, evalúen de nuevo su competencia, identifiquen las modificaciones necesarias para seguir mejorando y así sucesivamente. Con el tiempo, el ajuste y la modificación de habilidades y comportamientos como resultado de la evaluación y la retroalimentación permiten esta mentalidad adaptable en los jóvenes.
La aparición de la Educación 4.0 ofrece una oportunidad única de actualizar nuestros sistemas educativos para garantizar que preparamos eficazmente a los dos mil millones de jóvenes del mundo para la Cuarta Revolución Industrial, al tiempo que reducimos las desigualdades en los sistemas educativos y aprovechamos la promesa de la tecnología educativa.
Al centrar el desarrollo de las capacidades individuales y el aprendizaje en el aula en la resolución de problemas, la colaboración y la adaptabilidad, la Educación 4.0 ofrece a los jóvenes la mayor oportunidad posible de tener éxito en una economía global.